domingo, 16 de marzo de 2008

La Mujer del Piano



Sentada frente al piano, comienza a sentir suavemente las teclas visualizando las notas a tocar sobre ellas; lentamente sus dedos comienzan a ensayar todas las posiciones requeridas como si se tratase de un elenco de coreógrafos a punto de salir a escena.

Respira profundo y exhala fuerte, comenzando con la primera nota intentando visualizar la partitura en su mente, mientras sus dedos se dejan llevar. La melodía comienza a tomar forma y fluye por cada rincón del gran salón, envolviendo la habitación en un ambiente de paz y tranquilidad.

A medida que la mujer del piano continúa tocando la melodía, el público lentamente cierra sus ojos, intentando ser uno con la música, dando rienda suelta a su imaginacion y transportándose a un mundo de sueños, gracias a la melodía que proviene de los dedos de la mujer en el piano.

A pesar de estar concentrada en cada una de las notas de tan complicada melodía, puede escuchar el latir tranquilo de los corazones de su audiencia sin dejar de oír lo que toca, puede ver las sonrisas en sus tranquilos rostros sin despegar la vista del teclado y puede sentir cómo la música la envuelve a ella también, transportándola más allá de la razón.

Sus dedos recorren ambos extremos de aquel piano negro de cola, intensificando el ritmo de sus dedos que se mueven a una gran velocidad. La melodía va tomando fuerza y rapidez, como si se tratara de una montaña rusa musical, principal señal que aquel viaje esta pronto a terminar.

La mujer del piano, de larga cabellera negra como la noche y la piel tan clara como el mediodía, comienza a abrir los ojos, regresando de aquel viaje mientras toca en el teclado estas últimas notas, dándole fin a la melodía haciendo regresar a su público de aquel mundo fantástico de su imaginación.

Unos fuertes aplausos comienzan a escucharse al final de su presentación, despertando de aquel trance maravilloso ocasionado por la música del piano a la mujer, quién regresando a su estado natural, no atinó a hacer mejor cosa que sonrojarse y sonreír nerviosamente.

La ovación continuó aplaudiendo y se puso de pie, la mujer del piano no podía creerlo. Se había ganado el corazón del respetable gracias a aquella melodía, una melodía que nació en su corazón y la interpretó con toda su pasión ofreciéndole una venia antes de retirarse, agradeciéndole infinitamente al piano negro de cola por ayudarla.

P.D. Dedicado para Carolina, espero poder escucharte tocar algún día. Recuerda que el talento va de la mano con la pasión, yo se que podrás convertirte en una verdadera artista. Te quiero mucho.

3 tienen algo que decir:

Anónimo dijo...

Ronie... Gracias. Debo admitir que el piano no está dentro de mis virtudes, pero de apoco vamos avanzando. Por ultimo, te enseñaré los temas que haré con un amigo. Me comprometí a 10 temas cantados... Y los 10 irán a parar a tus oidos. Tu sabes, la música está dentro de nosotros.

Ahi me debes mi bailada.
:)

Te quiero mucho Ronie.
Mil abrazos...
un Besote!

Anónimo dijo...

Muy buen texto para esa imagen

Ron dijo...

Gracias por tu comentario!

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