viernes, 11 de julio de 2008

Sobre escribir y no morir en el intento

Después de muchas lunas, he vuelto a aterrizar a este oscuro rincón. Han sido casi dos semanas que he estado desaparecido (lo que para mí es mucho) pero he vuelto con una pregunta que ha estado rondando en mi cabeza desde hace días: ¿Por qué escribo?


Muchos saben y lo he expresado abiertamente, que deseo hacer del escribir un modo de vida. Quiero vivir de la escritura, forjarme un futuro con mi pluma, plasmar mi destino en las páginas del libro de la vida (y sí, tiendo a divagar, pero omitamos aquello); todo eso lo tengo muy claro pero la gran interrogante en este dilema es el eterno por qué.

Solía escribir antes innumerables poemas y composiciones románticas cuando estaba enamorado, fue una buena época creativamente hablando; encontraba el punto de vista literario en todo lo que me rodeaba y era un buen estímulo para mi sed escritora. Luego caí en la decepción, lo que me puso en un estado digamos pesimista donde Badulaire fue mi principal guía.

Pero analizando un poco el párrafo anterior, puedo llegar a la conclusión de que mi flujo creativo es proporcional a mi estado de ánimo, indicando que por más bien que me sienta, mis ganas por escribir serán acordes a ello. Por otro lado, cuando peor me siento, es donde menos ganas tengo (de escribir, por si acaso).

Sin embargo, eso responde al por qué comienzo a escribir mas no al por qué escribo. Sí, amable lector o lectora que estás en proceso de leer estas líneas; a estas alturas ya debes haberte dado cuenta lo errático que puedo llegar a ser, contradiciéndome y llenándome de preguntas ocasionales. Pero es parte de mi personalidad, suelo ser más divertido una vez que me llegan a conocer (hay varias personas que pueden llegar a corrobar este punto), pero debo dejar de desviarme del tema y encontrar la respuesta a mi interrogante.

Solía escribirle al amor, quizás en un intento por acercarlo a mí. No funcionó. Luego, comencé a escribirle a alguien en particular, y digamos que desde entonces, mi vena creativa ha incrementado el flujo literario en mi ser. Puedo escribir sobre todo pero a la vez, también de nada; esta frase me gusta usarla mucho y siempre se la digo cuando conversamos.

Escribo para hacerles saber a los que quiero lo que quiero, lo que siento, lo que sufro, etc. Escribo tanto para ellos como para mí, son el principal combustible en el motor de mi vida, los que me permiten andar sin problemas en la autopista del destino (maldita sea, figuras literarias). Escribo simplemente, porque no encuentro un mejor modo de expresarme que a través de letras y oraciones.

¿Por qué escribo? porque no se hacer otra cosa mejor que esto; porque a través de la escritura, he conocido a muchas personas y he tenido muchas experiencias, porque he robado tanto sonrisas como lágrimas y porque no conozco una mejor manera de hacerlo.

Vaya, finalmente pude responderme esa pregunta. Creo que voy por buen sendero y he dejado de lado, el divagar entre líneas y perderme entre selvas de párrafos y... demonios, lo hice de nuevo. Creo que no tengo remedio, pero no se diga más, a partir de la próxima semana el blog vuelve a tener su misma línea irrevente, cursi, melómana y melodramática que de costumbre.

Nos vemos!

¡Lo sabía...!
Mirando el lado Coca-Cola de la vida xD

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